20 años haciendo vida el sueño de Champagnat en Perú, Chile y Bolivia.
“Todas las diócesis del mundo entran en nuestros planes” (Carta de M. Champagnat, N° 93. 15 de febrero de 1837). Esta frase contenida en la carta que Marcelino envía al obispo de Grenoble, es el punto de partida para que la misión de evangelizar educando, se expandan por todo el orbe. Comienza en 1836 con las misiones a Oceanía y desde ahí no cesará más. Sin embargo, esta “política” de fundaciones fuera de Francia, será llevada principalmente por el Hno. Teófano que, como Superior General (1883-1907), debe enfrentar los estragos provocados por un gobierno anticlerical y las “leyes laicas” que, llegan incluso a rechazar toda autorización a las congregaciones enseñantes y predicantes, obligando a sus miembros a elegir entre el exilio y la secularización (Decreto Combes, de 1903).
Muchos Hermanos, se quedan en Francia y acatando la ley, se sacan la sotana y hacen clases como profesores laicos. Mientras que otros, migran y se instalan en lugares donde los municipios, organizaciones educacionales y la Iglesia local, requieren a los Maristas para fundar nuevos colegios o hacerse cargo de otros ya creados.
Orígenes lejanos: Perú (1909), Chile (1911) y Bolivia (1956).
Uno de los países que solicita la presencia de los Hermanos es Perú. A inicios del siglo XX, la Iglesia local tenía muy poca influencia en la población y menos aún en la educación, por lo que la fundación de un colegio católico era muy necesaria. Entonces, el Centro de la Juventud Católica de Lima, junto con el aporte económico de diversos de “respetables matronas y dignos ciudadanos” logran que, a inicios de 1907 se funde el “English Comercial School” en el Callao (en 1913 cambia su nombre a “Saint Joseph’s College” y luego es conocido como Colegio Marista “San José”). Para sustentar la educación católica de este nuevo colegio, se solicita a los Hermanos Maristas. La petición de 1908, dirigida al Superior General, Hno. Estratónico, se traduce en el envío de cuatro Hermanos: Marie-Charles, Modeste, Arthur, Gédéon y Plácido Luis, los cuales están unos cinco meses en Nueva York y luego, el 15 de enero de 1909 salen rumbo al Callao. Finalmente, el 15 de marzo de 1909, se iniciaron las labores escolares y se presentaron 50 alumnos (Anales del Callao 1° Tomo 1909-1941). Así comienza el caminar de los Maristas en Perú.
Los Hermanos, llegarían a Chile, sólo dos años después. Sin embargo, el periplo comienza en 1910, cuando Monseñor Martín Rücker fue nombrado Vicario General del Arzobispado de Santiago por el arzobispo Ignacio González Eyzaguirre. Investido de este cargo realizó algunos viajes a Europa donde se entrevistó con el Hno. Adventinus, en Valencia (España), y con los Superiores, en Grugliasco (Italia). A su regreso comenzó las gestiones para traer a Chile a esta congregación enseñante. Fue así que, el Centro Cristiano, le encomienda al Padre Josep Moubon (Visitador de los Asuncionistas), concertar las condiciones y detalles administrativos entre el Arzobispado de Santiago y la Congregación de los Hermanos Maristas. Afinados los detalles, el 27 de febrero de 1911, llegan a la ciudad de Santa Rosa de Los Andes, los primeros cuatro Hermanos: Adventinus, Adulfo, Jacinto y José Andrónico. Ahí fundan el primer colegio marista, el Instituto Chacabuco.
Luego de estas primeras dos llegadas, pasarán casi 45 años, para que Bolivia cuente con presencia marista. En esta ocasión, las gestiones son realizadas de manera directa, por el Vicario Apostólico de Chiquitos (Bolivia), Monseñor José Rosenhammer, quien llega a la Casa Madre de Sain-Genis-Laval en 1954, con la esperanza de obtener Hermanos para su pobre Vicariato. No embelleció la situación: era un sector pobre en recursos, en educadores religiosos y también, en elementos de vida cristiana. Sin darle una respuesta definitiva, los Superiores, le hacen entender que su petición sería examinada con benevolencia. El Hno. Leónidas, Superior General de los Maristas (1946-1958), con ocasión del retiro de los Superiores, extiende la invitación realizada por Mons. Rosenhammer, a los cuatro Hermanos Provinciales de España, siendo el Hno. Ramón Sebastián (Demetrio Alzaga), Provincial de Bética, quien acepta esta “Misión”. Finalmente, el 8 de diciembre de 1956, llegaba a Roboré, proveniente de Madrid, el Hno. Pedro Lacunza, para preparar las condiciones de la primera fundación marista en Bolivia. Fue así que, en febrero de 1957, abre sus puertas el “Colegio Marista de los Sagrados Corazones”. Posteriormente, el día 22 de marzo de 1957, arribaron los Hnos. Agustín (Ángel Redondo Mariscal) y Apolinar (Pedro Alegre Puente), con lo que se completó la primera Comunidad Marista en Bolivia.
Discernimiento del Instituto: reestructuración y refundación.
Cuando hablamos de reestructuración, nuestra Provincia es bastante experta en este tema, sobre todo en nuestros orígenes: En Perú y Chile se vivió este proceso de manera similar y hasta conjunta. Primero al depender de manera directa de la Gran Provincia de España, desde su fundación hasta 1914, cuando se crea la unidad administrativa: Distrito Chile-Perú. La situación, en términos económicos y administrativos, no fue muy distinta a la vivida previamente. Esto se mantuvo hasta 1934, donde el Distrito Chile-Perú, por decisión del Consejo General, logra su independencia en temas económicos y de gestión educacional. Nos mantenemos así hasta 1946, cuando ambos países deciden separar sus caminos, dando paso a nuevas estructuras, surgiendo así las Provincias de Chile y Perú, respectivamente. En Bolivia el asunto fue similar. Desde su llegada en 1956, la Provincia Bética, cataloga su presencia como Misión Bolivia. Así se mantienen hasta 1970, cuando se “institucionaliza” aún más la acción educativa y evangelizadora, con el: Distrito Bolivia. Sin embargo, las condiciones económicas y administrativas, son similares al período anterior, al mantenerse la “interdependencia” con la Provincia fundadora.
Ahora bien, el discernimiento y su materialización en las múltiples experiencias educativas y pastorales, proviene del realce que le dio el XIX Capítulo General (1993) a la “solidaridad” como base de la renovación y revitalización del Instituto. Esto exigía de los Hermanos una conversión radical de mentalidad y comportamiento que, enfatizaba la orientación hacia los pobres. Fue precisamente, en este Capítulo, donde se plantea que esta conversión, orientada a las raíces del Instituto, debe ser una verdadera “refundación” y como tal debe también materializarse en una “reestructuración”, a nivel carismático como administrativo.
Correspondió al Hno. Benito Arbués y a su Consejo General, llevar adelante este proceso de reestructuración de las unidades administrativas del Instituto, el cual fue orientado por dos principios: vitalidad (mayor vida y renovación) y viabilidad (opciones realistas y menos costosas). En julio de 1999 el Hno. Superior General comunicó a los Hermanos del Cono Sur lo urgente que era iniciar esta reestructuración. En un encuentro en Chosica, Perú (2000), se fijó la fecha de la reestructuración y, en otro, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia (2001) se determinó el nombre de la nueva Provincia, sellándose la unificación de los tres países.
Nace una nueva Unidad Administrativa: Provincia Santa María de los Andes (2002)
El inicio oficial de la nueva Provincia se programó para el 15 de agosto de 2002, día de la Asunción de la Virgen y fiesta patronal de la Congregación. Con el cierre del Primer Capítulo Provincial que, se realiza entre el 12 y el 17 de agosto de 2002, en Santiago de Chile, comenzó la vida de esta nueva unidad administrativa: la Provincia Santa María de los Andes. Ese mismo día, asumió el primer Provincial, el Hno. Pedro Marcos y su Consejo se conformó por los Hermanos: Antonio Peralta (viceprovincial) y Saturnino Alonso (representando a Bolivia), Mariano Varona e Isidro Azpeleta (representando a Chile) y, Pablo González y Barsen García (representando a Perú).
En julio de 2005, en Chosica (Perú), se lleva acabo el II° Capítulo Provincial, cuyo lema fue “con esperanza, construyendo la unidad”. En dicho espacio, se realizó la evaluación de los tres primeros años de la Provincia y se fijaron las siguientes Prioridades, para el siguiente trienio (2005-2008):
1. Hermanos y laicos centrados en Jesucristo, al estilo de María y Champagnat, cultivando la espiritualidad apostólica marista.
2. Hermanos y laicos que enfatizan la dimensión comunitaria de acuerdo a su propia vocación en clave de hogar, de sencillez, de apertura y de escuela de fe.
3. Hermanos y laicos comprometidos en la misma misión evangelizadora, presentes entre los niños y los jóvenes, en la escuela y otros ámbitos educativos, optando preferentemente por los más pobres (en continuo discernimiento) y comprometidos en despertar vocaciones.
4. Hermanos y Laicos que promueven la integración de los tres sectores y crecen en comunión, como signo profético, buscando la unidad dentro de la diversidad.
Así fueron los inicios de la presencia marista en Perú, Chile y Bolivia, es decir, los cimientos en donde se edifica y mantiene actualmente la Provincia Santa María de los Andes. Son 20 años de reencarnar el carisma en esta porción del mundo, 20 años de reconocer los aportes de una historia pasada que posibilita la renovación, 20 años de buscar y fomentar en cada una de nuestras presencias, espacios de fraternidad, en donde compartamos la vida, la fe y la misión de evangelizar desde la educación a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, en forma prioritaria a los que están en situación de pobreza y vulnerabilidad. Pero también, son 20 años de omisiones y errores que, asumimos con una actitud orante, de perdón, responsabilidad y compromiso en la promoción y defensa férrea de los derechos de los NNAJ.
Esta historia, al igual que la vida, se sigue construyendo y se sigue renovando, con cada pensamiento, sueño, proyecto y acción que realizamos en el seguimiento de Cristo al estilo de María; vamos revitalizando, con viabilidad, vitalidad y esperanza la unión de tres países que, deciden desde el 2002, caminar juntos, para concretar de mejor manera el sueño de Champagnat en el mundo de hoy, formando desde ese día nuestra Provincia Santa María de los Andes.
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